Autor: Juan Fernando Upegui M

Psicólogo

Gerente de Gestión Humana Consultores

Mucho se ha hablado en los últimos años sobre la importancia de la autoestima, definida esta como el aprecio y valoración que cada persona tiene de sí misma. Desde pequeños se nos ha enseñado que debemos respetar a los demás: a nuestros padres, nuestros superiores, nuestros amigos. Sin embargo, en ocasiones olvidamos que nadie puede dar a otros de lo que no tiene. Cómo pretender valorar, apreciar y respetar a otros, si antes no lo hacemos por nosotros mismos?

Este documento pretende destacar la importancia de mirar primero hacia adentro antes de mirar afuera, partiendo de un postulado fundamental: “las relaciones de las personas con los demás, son sólo un reflejo de su relación consigo mismas”.

FACTORES QUE FAVORECEN LA AUTOESTIMA

  1. PENSAR POSITIVAMENTE:

El comportamiento humano tiene tres componentes: un componente cognitivo, un componente afectivo y un componente comportamental. Dichos comportamientos están sujetos a una cadena de pensamientos, sentimientos y acciones. Cuando nuestros pensamientos son positivos, estarán acompañados de sentimientos igualmente positivos y conducirán a acciones efectivas. Igualmente sucede con los pensamientos negativos.

Investigaciones en el área del comportamiento humano indican que un inmenso porcentaje de las enfermedades del hombre actual tienen un alto componente psicosomático. Nuestro cuerpo “lee” las señales emitidas por nuestro cerebro. El hábito de pensar negativamente conduce a sentimientos de desvaloración de sí mismos y de los demás y conlleva a la generación de actitudes igualmente negativas que entorpecen nuestras relaciones en todos los ámbitos: familiar, laboral, pareja, etc.

Una visión optimista y positiva de la vida genera salud física y mental y hace que los problemas sean vistos no como problemas, sino como oportunidades de aprendizaje y crecimiento. Crear el hábito de pensar positivamente mejora nuestras relaciones con nuestro entorno.

  1. VIVIR EL PRESENTE

Nuestra vida es el resultado de un sinnúmero de experiencias, las cuales catalogamos de positivas o negativas. Es bastante frecuente encontrar personas aferradas al pasado y a los recuerdos positivos de experiencias pasadas. Igualmente, en ocasiones nos quedamos ‘atrapados’ en experiencias negativas y vivenciamos los recuerdos dolorosos como obstáculos para continuar nuestra vida. Es así como nos perdemos de vivir el momento presente, pues a donde vallamos  llevamos con nosotros un pesado equipaje emocional representado en recuerdos, ideas preconcebidas, paradigmas y sistemas de creencias.

Es común encontrar personas que, como resultado de experiencias negativas en el pasado, caen en el error de la generalización, y juzgan los acontecimientos presentes basados en las conclusiones erróneas obtenidas de esas experiencias. Por ejemplo, una persona que no se involucra en una relación de pareja por temor a sufrir de la manera como sufrió en el pasado.

En otras ocasiones, encontramos la actitud opuesta: personas que se pierden de vivir el momento presente porque están a la espera de un mejor futuro. Son personas que están esperando sentirse realizadas y plenas cuando se jubilen, o cuando terminen su carrera, o cuando encuentren la pareja ideal. Dejan de vivir el momento presente, en la espera de que suceda en su vida un acontecimiento que los hará felices.

La propuesta aquí es permitirnos vivir intensamente el aquí y el ahora, con la certeza de que el mejor momento es el momento presente. Dejemos el pasado en el pasado. El futuro aun no llega. Lo único realmente cierto es el momento presente.

  1. VIVIR SIN MASCARAS

Con cuanta frecuencia ocultamos lo que pensamos y lo que sentimos! Usamos un sin numero de máscaras, ocultamos nuestros sentimientos, aparentamos lo que no somos, enmascaramos la realidad. Valoramos a las personas por los títulos que poseen o por la marca de ropa que usan, y caemos en la trampa mortal del consumismo en el afán de tener, más que en el de ser.

Detrás de una ‘máscara’ encontramos un común denominador: El miedo. Usamos máscaras por miedo a expresarnos, miedo a ser juzgados, miedo a ser reprobados, miedo a no obtener la aprobación de los demás, miedo a que nos conozcan. Muchas personas usan una máscara de frialdad e indiferencia, por miedo a parecer vulnerables frente a los demás. Otros usan la máscara del chiste como una manera de evitar intimar con los otros.  Otros se refugian en la actitud hostíl como una manera de sentirse seguros.

En la medida en que nos despojamos de nuestras máscaras y nos mostramos tal como somos, nos hacemos seres humanos más auténticos, más ligeros, más humanos.

  1. APRENDER A TOMAR RIESGOS

“Es mejor malo conocido que bueno por conocer” reza el dicho popular, para hacer referencia a que es mejor lo seguro que lo desconocido. Es así como preferimos la comodidad de lo seguro, lo conocido, renunciando a vivir nuevas experiencias, conocer nuevas personas, realizar nuevos aprendizajes.

Aprender a tomar riesgos implica despojarnos del miedo a perder la seguridad de lo conocido. Implica hacer un proceso de apertura mental y estar dispuestos a escuchar otros puntos de vista diferentes a los nuestros. Nos aferramos a nuestros viejos paradigmas y a nuestra vieja manera de hacer las cosas y entramos en un proceso de fosilización en el que lo nuevo no tiene cabida.

Cuando asumimos riesgos, siempre estará en juego el ganar o el perder. Por eso se le llama riesgo. Aprender a evaluar las posibles consecuencias del tomar un riesgo es una gran tarea. Es importante preguntarnos: ¿Qué es lo peor que me podría suceder si asumo este riesgo? Cuando renunciamos a lo seguro, independientemente de las consecuencias, ganamos en libertad, en experiencia y en aprendizaje.

  1. VIVIR UNA VIDA CON COMPROMISO

El compromiso significa estar dispuesto al 100% en aquello que emprendo. Muchas empresas humanas han fracasado por falta de compromiso. Muchas parejas han fracasado por falta de compromiso y muchas personas no han alcanzado sus metas por falta de compromiso.

Cuando emprendemos algo debemos preguntarnos: estoy verdaderamente comprometido conmigo mismo en esta causa? Winston Churchill decía: ‘no hay cosas imposibles sino seres incapaces’. Yo propongo cambiar la frase por la siguiente: ‘no hay cosas imposibles, sino personas con falta de compromiso’. El primer compromiso es conmigo mismo, con mi vida, con mis metas, con mi proyecto de vida. Cuando una persona está 100% comprometida consigo misma, estará comprometida con todo lo que emprenda, con su trabajo, con su familia, con su profesión, con su pareja, con su comunidad.

  1. ELIMINAR LOS RESENTIMIENTOS Y LOS SENTIMIENTOS DE CULPA

No hay sentimiento que más deteriore la autoestima que el resentimiento y el sentimiento de culpa.

Un resentimiento se genera cuando esperamos algo de alguien y esa expectativa no es satisfecha. Nos resentimos y defraudamos en la medida de nuestras expectativas. Es por ello que es tan importante aprender a vivir sin esperar.

Un sentimiento de culpa se genera cuando hacemos algo que no esperábamos de nosotros mismos. No esperábamos comportarnos de esta o aquella forma y al hacerlo nos sentimos culpables. Recordemos que el error tiene un objetivo en nuestras vidas: aprender. El error es una oportunidad para conocernos a nosotros mismos y dotarnos de herramientas para aprender.

Cuando nos resentimos o nos sentimos culpables ponemos un lastre a nuestras vidas. Un lastre que nos impide crecer, que nos bloquea y nos paraliza. De allí la importancia de aprender a perdonar y a perdonarnos. Perdonar implica borrar la memoria emocional, eliminar la carga afectiva negativa del acontecimiento que generó nuestro sentimiento de culpa o nuestro resentimiento.

 

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